La determinación fue tomada por el SAG tras una evaluación técnica basada en datos científicos y hace un llamado a seguir las medidas de seguridad con respecto al uso de plaguicidas.
Fuente: Servicio Agrícola y Ganadero (SAG)
El ente público determinó la prohibición de las formulaciones de plaguicidas que contengan la mezcla de glifosato con el coformulante tallowamina polietoxilada mediante Resolución Exenta N° 5328/2022. La determinación convierte a Chile en el primer país del continente americano en generar una regulación de estas características y reafirma el compromiso del Ministerio de Agricultura en cuanto a trabajar por el desarrollo de una agricultura sustentable, que no represente riesgos para la salud de las personas, animales y el medio ambiente.
A través de esta medida regulatoria el SAG asegura que la provisión de glifosato que llega a Chile sea de la misma calidad que aquellos que se utilizan en los países europeos, evitando que puedan ingresar partidas de formulaciones antiguas, más tóxicas y que aún están autorizadas en los demás países de la región. Según se declara en su nota oficial.
Es clave mencionar que la tallowamina, en combinación con glifosato, facilita la absorción de este herbicida en malezas que se quiere controlar, resultando ser esta mezcla la que presenta los valores toxicológico más altos respecto de aquellas formulaciones que contienen otros coformulantes. Es así como los países miembros de la Unión Europea, si bien no prohibieron el uso del glifosato, sí lo hicieron para las formulaciones que contienen tallowamina.
Una instancia para la seguridad en los campos
Bajo el mismo concepto el Servicio Agrícola y Ganadero reiteró el llamado a contar con las medidas adecuadas de seguridad para el uso de cualquier plaguicida. Estos mandatos son obligatorios para toda persona que los manipule, las cuáles están señaladas en las respectivas etiquetas de acuerdo a lo que establece la ley. De esta manera se hace hincapié en la importancia de estas aplicaciones con todos los elementos de protección personal ahí detallados, para así asegurar que a corto y largo plazo no tendrían efectos negativos en las personas encargadas de manipular estos productos.
Para ayudar a lo anterior, es que el SAG tiene a su disposición un estricto programa de fiscalización y capacitación para fomentar el correcto uso de estos químicos. Como también que todo aquel que comercializará plaguicidas de uso agrícola en el país, debe realizarlo a través de canales formales que, “corresponden a establecimientos que han comunicado su inicio de actividades ante el SAG e informan año a año los productos que venden y los volúmenes transados. De igual forma estos establecimientos son fiscalizados en forma periódica para verificar el cumplimiento de la normativa vigente”, se señala en la nota oficial del SAG.