
Ignacio López, productor de avellanos y distribuidor de insumos agrícolas, ha sido seleccionado para la prestigiosa Nuffield Farming Scholarship, una beca internacional que busca promover la innovación y sustentabilidad en la agricultura global. A través de este programa, Ignacio podrá explorar diversas prácticas agrícolas de vanguardia, con el objetivo de aplicar nuevos conocimientos en la producción de avellanos en Chile. En esta entrevista, nos comparte su experiencia, los objetivos de su investigación y cómo los aprendizajes adquiridos beneficiarán tanto su producción como al sector agrícola chileno en general.
Durante su recorrido internacional, Ignacio tendrá la oportunidad de conocer nuevas tecnologías y enfoques sostenibles que están marcando la pauta en la fruticultura mundial. Desde la optimización del riego hasta la implementación de la agricultura de precisión, estos conocimientos le permitirán no solo mejorar la eficiencia y sostenibilidad de su huerto de avellanos, sino también contribuir al desarrollo de prácticas más responsables y eficientes en toda la industria agrícola chilena.

¿En qué consiste exactamente la beca que ha ganado y cuáles son los objetivos principales de este programa en el ámbito de la fruticultura sustentable?
I.L: Nuffield Farming Scholarships es una fundación internacional sin fines de lucro, creada en Inglaterra en 1947 por William Morris, Lord Nuffield. Su principal objetivo es generar un impacto positivo en la agricultura global. Cada año, otorgan becas a un grupo selecto de personas que postulan con proyectos enfocados en sustentabilidad, innovación o soluciones a problemáticas de todos los sectores de la agricultura. El financiamiento de las becas proviene de patrocinadores nacionales e internacionales que creen en Nuffield y apuestan por formar capital humano y hacer crecer su industria a través de un programa único en su tipo.
En mi caso, quiero aprovechar la oportunidad para agradecer enormemente a mis patrocinadores, PSP Investments y Chris Reichstein Philanthropy Foundation, por confiar en mí y en mi proyecto.
Cabe destacar que la fruticultura sustentable es solo uno de los pilares de la fundación; la beca no se limita a este ámbito. Han apoyado una amplia variedad de temas dentro del sector silvoagropecuario, tales como ganadería, lechería, cultivos, además de aspectos sociales y económicos de la agricultura. Los invito a conocer más sobre esta en: https://www.nuffieldinternational.org/.
¿Cómo surgió la oportunidad de participar en esta beca y cuál fue el proceso de selección que tuvo que seguir?
I.L: En mi caso, conocí la beca a través de una publicación en LinkedIn de una de las becadas, quien invitaba a personas del sector agro a nivel nacional a postular con proyectos innovadores.
Para postular, fue necesario presentar mi currículum en el sector agrícola, además de un proyecto o tema de estudio, argumentar su relevancia y participar en varias entrevistas tanto con el directorio de la fundación en Chile como con sus patrocinadores a nivel internacional.
Me motivó postular porque tengo un gran interés en explorar diferentes enfoques y realidades agrícolas a nivel global, especialmente en el ámbito frutícola y de sustentabilidad. Mi objetivo es poder aplicar ese conocimiento adquirido en Chile.
Durante tu recorrido internacional, ¿qué aspectos o prácticas de fruticultura sustentable se abordarán y cómo cree que estos conocimientos impactarán en la producción de avellanos en su región?
I.L: Recorrer diferentes países me permitirá comprender cómo en otras partes del mundo han logrado una producción frutícola más sustentable. Estrategias como optimización del riego, manejo integrado de plagas y la agricultura de precisión, sobre todo en fertilización y entendimiento de la microbiología del suelo.
Además, conocer diversas culturas y personas abre la mente, permite entender distintas perspectivas sobre los mismos problemas y, por supuesto, los contactos que se establecen en estos viajes perduran a lo largo del tiempo y siempre resultan valiosos.
Considero que estos aprendizajes, al ser compartidos, serán una herramienta clave para lograr una producción acorde a los requisitos del mercado moderno y, además, nos permitirá como productores, mantener las producciones para las futuras generaciones.
¿Podría describir el funcionamiento y la filosofía de la fundación inglesa que le otorgó la beca, y de qué manera promueven la innovación y la sustentabilidad en el sector agrícola?
I.L: La fundación tiene como objetivo principal promover cambios positivos en la agricultura mediante la formación de capital humano. Busca que agricultores de todo el mundo exploren y conozcan de primera fuente distintas realidades, para que puedan aprender y mejorar las técnicas agrícolas en sus respectivos países.
La beca se compone de tres etapas. La primera es un encuentro con todos los becados, que se realiza cada año en un país diferente; este año, por ejemplo, en Nueva Zelanda. Durante este encuentro, los participantes tienen la oportunidad de conocerse, asistir a charlas, talleres y salidas a terreno relacionadas con el sector agrícola del país anfitrión y su contexto internacional. La segunda etapa consiste en un viaje grupal de cinco semanas, en el que uno viaja junto a unos 10 becados a 5 países, siguiendo un itinerario planificado por la fundación. Esta etapa tiene como objetivo que los participantes comprendan diversas realidades productivas, económicas y políticas, los desafíos que enfrenta la agricultura y soluciones a nivel global.
Finalmente, en la tercera etapa, los becados deben elaborar un plan de viaje de siete semanas en solitario, eligiendo los lugares más interesantes para desarrollar el tema de estudio con el cual postularon y aprender sobre las soluciones aplicadas a los problemas agrícolas que están estudiando; para esto pueden apoyarse en la red Nuffield, presente en 15 países con 2.000 becados. La beca finaliza con la publicación de un reporte escrito que el becado debe compartir con toda su industria.
A través de estas tres etapas, la fundación facilita que los participantes absorban una gran cantidad de información que puede ser aplicada en la realidad chilena y, sobre todo, establece vínculos duraderos que les permiten mantenerse actualizados sobre nuevas soluciones, tecnologías y avances en el medio agrícola.
¿Qué pasos o requisitos recomendaría a otros productores interesados en participar en programas similares ofrecidos por esta u otras fundaciones?
I.L: Lo más importante es tener una verdadera pasión por el agro y experiencia en el rubro. Diría que es uno de los pilares fundamentales de la fundación: el amor por la tierra y por lo que uno hace. Además, es clave tener un tema claro de investigación que tendrá un impacto relevante en la industria del becado; por ejemplo, identificar una problemática en Chile y estar dispuesto a buscar nuevas soluciones en otros países. Buscamos personas dinámicas, que tengan inquietud por aprender y mejorar la agricultura chilena.
Un manejo avanzado del inglés es fundamental, ya que todas las etapas de la beca se desarrollan en este idioma, pero no hay que tenerle miedo al inglés, ya que lo que más importa es la actitud del postulante y, sobre todo, su interés por compartir el conocimiento con otros agricultores. La reciprocidad es la esencia de esta iniciativa. Uno pasa a ser miembro de por vida de una red internacional y tiene que estar dispuesto a recibir becados cuando viajan a Chile, compartiendo sus conocimientos y experiencias, de la misma forma que como becado podemos hacer uso de la red internacional y seguir vinculados a la red Nuffield a través de instancias como el Triennial, reunión internacional de becados que se realiza cada 3 años.
Las postulaciones se abren en el segundo semestre y las entrevistas se hacen en octubre, así que quienes estén interesados tienen tiempo suficiente para preparar su propuesta y profundizar en el tema que desean investigar.
Como productor y referente en el sector, ¿qué importancia tiene para usted haber sido seleccionado para esta beca y cómo influye en el desarrollo de sus prácticas agrícolas?
I.L: En el ámbito profesional, por un lado, tengo una distribuidora de insumos y materiales agrícolas en Victoria. Trabajamos con algunas químicas orgánicas y, en general, todos los productos que distribuimos están alineados con generar una producción más sustentable. Estos viajes me permitirán profundizar en técnicas, manejos y productos con los cuales ya he comenzado a familiarizarme. Además, en la parte de materiales o ferretería, como lo llamamos, siempre estamos buscando soluciones innovadoras para problemas como la formación del árbol o la falta de mano de obra y mecanización. Por eso, aprender sobre las soluciones que otros países han implementado, donde estos temas son relevantes desde hace más tiempo, sin duda será muy valioso.
Por otro lado, actualmente ayudo a mi padre en el campo familiar, donde tenemos un huerto de avellanos. En este contexto, creemos que siempre es necesario estar mirando hacia el futuro, evaluando nuevos manejos, productos, estrategias y, sobre todo, buscando maneras de mantener o incluso reducir los costos sin sacrificar los rendimientos. Además, es crucial considerar las necesidades del mercado, que también está orientado hacia alimentos más sustentables. Estoy convencido de que esta beca me permitirá aprender nuevas técnicas de producción, no solo para avellanos, sino también para otras especies que puedan aplicarse en nuestro cultivo. El objetivo, por supuesto, es traer este conocimiento a Chile, no solo para aplicarlo en nuestro caso, sino también para ser un aporte significativo al sector.
Una vez finalizado el recorrido internacional, ¿cuáles son los proyectos o cambios que planea implementar en su producción de avellanos a partir de la experiencia y los conocimientos adquiridos?
I.L: A nivel productivo, mi objetivo es continuar implementando manejos y estrategias sustentables, como el uso de cubiertas vegetales, el fomento de suelos vivos y la agricultura de precisión. Sin embargo, la idea es ir más allá, no solo limitarnos a lo que ya estamos aplicando, sino salir a mostrar estos enfoques. Somos parte de un GTT (Grupo de Transferencia Tecnológica), por lo que empezar por ahí compartiendo información es una excelente forma de expandir el impacto.
Además, algo que muchos becados anteriores destacan es que han conocido ideas y proyectos que aún no existen en Chile. Esto abre la posibilidad de incorporar innovaciones que hoy no tenemos en el radar. Si bien tengo una idea clara de lo que quiero aprender, también estoy abierto a sorprenderme con todo lo que pueda descubrir en el ámbito internacional.

Ignacio López en su visita a Nueva Zelanda con representantes de varios países.