
El asesor de almendros de Trinuts, Rodrigo Rivadeneira, entregó importantes lineamientos para los productores en esta etapa del cultivo, destacando la relevancia de la cuaja y la competencia del fruto en la renovación de dardos y material vegetativo, los cuáles representan el potencial productivo de la próxima temporada.
Rivadeneira subrayó que el trabajo actual no solo impacta la producción de este año, sino que también condiciona lo que sucederá en la temporada siguiente. “Estamos definiendo cuaja y cómo compite el fruto en nuestra próxima renovación de dardos y material vegetativo. En definitiva, estamos trabajando para el próximo año”, explicó.
Debe existir un equilibrio entre los frutos cuajados, la cantidad de hojas y el vigor de estas. Las hojas son nuestros futuros centros reproductivos (dardos), por lo que no pueden tener una nutrición deficitaria. En este período, la actividad radicular es baja debido a las temperaturas, por lo que deben ser apoyadas foliarmente.
En este contexto, el asesor recomendó a los productores evaluar con detalle la cuaja alcanzada y el material productivo disponible. A partir de ese diagnóstico, señaló la importancia de diseñar programas de fertilización ajustados a la realidad de cada huerto, considerando la carga productiva y el estado de las plantas.
Uno de los puntos centrales fue la necesidad de apoyar la mineralización de la materia orgánica, proceso clave para liberar nutrientes y mejorar la disponibilidad de elementos esenciales en el suelo. Con ello, se puede optimizar la nutrición y asegurar que los almendros enfrenten de mejor manera el ciclo productivo.
Finalmente, Rivadeneira llamó a los productores a basar sus decisiones en análisis de suelo y productividad real, evitando programas genéricos y apostando por un manejo ajustado a cada condición. “El desafío es construir programas de fertilización que acompañen la producción proyectada, con un enfoque técnico y preventivo”, concluyó.