Ernesto Moya Elizondo, fitopatólogo, ingeniero agrónomo, Ph.D. y profesor asociado de la Universidad de Concepción, comparte su opinión sobre las estrategias que se han usado para combatir esta temporada la Peste negra y BAN, como unos de los principales problemas fitosanitarios del nogal.


Ernesto Moya, fitopatólogo y profesor de la Universidad de Concepción.
Aunque el clima de las últimas temporadas ha facilitado el control de estas enfermedades, es necesario ser precavidos y tener un buen plan de manejo que facilite las labores de control.
Una de las estrategias contra la peste negra (causada por la bacteria Xanthomonas arboricola pv. juglandis) y la enfermedad BAN (“brown apical necrosis”), es reducir el número de aplicaciones en virtud de las condiciones medioambientales. Es una práctica que los productores tienen que ir probando para reducir la presión también sobre el ecosistema que significa estar haciendo múltiples aplicaciones de cobre. Este ión luego cae al suelo, pudiendo afectar el microbioma (microorganismos) que habitan las raíces y el suelo. Lo cual puede afectar la capacidad de la misma planta de responder o defenderse ante la infección de estos patógenos.
Se puede lograr un buen control con 6 a 8 aplicaciones, las cuáles tienen que gestionarse oportunamente, tomando resguardos para las poblaciones resistentes de la bacteria.
Hemos estado evaluando nuevos productos biológicos con resultados interesantes, pero hemos visto que cuando hay menos presión de infección estos productos biológicos juegan cierto papel, ya que permiten reducir en un gran número las aplicaciones de cobre y evidentemente ayudan en el control de poblaciones más resistentes. A su vez, el uso de cobres más solubles también ha jugado un buen papel bajo estas condiciones de años con pocas precipitaciones.
Para determinar las poblaciones de microrganismos que están provocando estas enfermedades, se recomienda considerar un análisis de poblaciones de la bacteria presentes en las yemas durante el invierno, para tener una visión de la carga de inóculos de la bacteria presentes en las yemas y que serán las responsables de iniciar el proceso de infección durante la brotación.
Luego, si se presentan síntomas de necrosis apical se recomienda realizar un estudio para saber cuál es el agente causal que se está observando, esto debiese ser después de que ocurre el cuajado del fruto, para así enviar los frutos infectados a un laboratorio de manera de poder visualizar que es lo que aparece, si es causado principalmente por bacterias o si hay especies de hongos involucrados, como miebros del género Alternaria o Fusarium.
¿Qué productos usar?
En el caso de la peste negra las opciones comerciales actualmente son sales de cobre como el óxido cobre, hidróxido de cobre, oxicloruro de cobre o el sulfato de cobre pentahidratado, o el uso de algunos antibióticos que están disponibles en el mercado.
La recomendación es el uso de ambas herramientas para evitar la aparición de resistencia tratando de hacer un número de aplicaciones en función de las condiciones climáticas que se presentan en cada temporada.
En el caso de BAN si hay una primavera lluviosa se puede recomendar la aplicación de un fungicida al inicio del período de floración, idealmente un fungicida sistémico de manera de tener un efecto de control sobre los hongos que afectan a BAN y considerar el control de algunos hongos que infectan y causan muerte de madera en el nogal.
El resultado de la fruta perdida es dependiente de las condiciones ambientales de cada temporada, si es una primavera lluviosa nosotros en controles sin ningún tratamiento hemos visto pérdidas de hasta el 80%, mientras que con manejo de aplicaciones se puede perder hasta el 40% de la producción en temporadas favorables. En temporadas que no lo son, las pérdidas sin tratamiento pueden llegar a un 25% o 38% y con manejo pueden ser muy bajas no más de 8% a 10%.
Lo que hemos observado en nuestros trabajos, es que uno tiene que ir gestionando una estrategia de manejo de las condiciones que se están presentando en cada temporada y en virtud de las características propias que tenga cada predio.
Ósea, un predio que tiene una amplia densidad de plantación, que tiende a ensombrecerse o emboscarse obviamente va a tener más problemas de peste negra que los problemas que pueda tener un huerto que tiene un densidad óptima de plantación y una mejor ventilación.