
En el contexto actual de la fruticultura de cáscara, donde los desafíos sanitarios y estructurales del suelo requieren soluciones sostenibles, los microorganismos benéficos emergen como aliados clave en el manejo de cultivos como el nogal, avellano y almendro. Su incorporación en los programas agrícolas permite no solo mejorar la absorción de nutrientes, sino también proteger estructuras vitales como la madera y las raíces, aportando resiliencia a los sistemas productivos.
Conversamos con Francisco Velásquez, representante técnico comercial de la zona centro de Agroveca, quien explica cómo su empresa ha integrado diversos tipos de microorganismos en sus programas de manejo, con resultados concretos en sanidad vegetal, vigor radicular y protección de madera, especialmente en momentos críticos del ciclo productivo.
¿Cuál es el rol principal que cumplen los microorganismos en el manejo de nogales, avellanos y almendros?
F.V: Los microorganismos benéficos cumplen un rol fundamental en la salud del ecosistema radicular. Contribuyen a mejorar la absorción de nutrientes, estimulan el desarrollo de raíces nuevas, ayudan a equilibrar la microbiología del suelo y promueven la resiliencia del árbol frente a condiciones de estrés como compactación, déficit hídrico o bajas temperaturas. En estos cultivos, que muchas veces enfrentan desafíos de estructura de suelo y enfermedades de madera, los microorganismos son un soporte clave para sostener el vigor productivo. En sanidad, muchos de ellos generan metabolitos que inhiben patógenos del suelo como Phytophthora, Armillaria o Cylindrocarpon.
¿Qué tipo de microorganismos utilizan con mayor frecuencia en Agroveca para estos cultivos y por qué?
F.V: En Agroveca utilizamos tres tipos específicos de microorganismos según el objetivo del manejo:
• Trichoderma harzianum (BIOVECA RAÍZ): aplicado vía riego para colonizar la rizósfera. Estimula la emisión de raíces finas, mejora la estructura del suelo y compite con patógenos como Phytophthora o Cylindrocarpon.
• Trichoderma atroviride (BIOVECA INVERNAL y FOLIAR): formulado para aplicación foliar o sobre madera. Coloniza zonas leñosas y heridas, estimulando procesos de defensa de la planta. Favorece la integridad de la madera en frutales sensibles como el avellano.
• Bacillus subtilis: se incluye en nuestras formulaciones como refuerzo del equilibrio microbiano. Si bien no está enfocado directamente en cáncer bacterial en nogales, ayuda a mantener un entorno más competitivo para microorganismos patógenos.
En lugar de actuar como un fitosanitario tradicional, estos microorganismos modifican el ambiente biológico para hacerlo más favorable para la planta y menos apto para los patógenos.
¿Han observado mejoras concretas en el desarrollo radicular o en el rendimiento de los huertos tras incorporar microorganismos?
F.V: Sí, hemos observado mejoras tangibles en el volumen y calidad del sistema radicular, especialmente en plantaciones jóvenes o con estrés por compactación o problemas sanitarios del suelo. En casos donde se han hecho aplicaciones sistemáticas, los clientes han reportado un mayor vigor primaveral, mejor cuaja y calibre más uniforme, lo que termina incidiendo positivamente en el rendimiento comercial. En madera, se han reportado plantas más sanas, una renovación exitosa de material vegetal y leñoso, lo que se traduce en un sistema vascular más joven haciendo más eficiente los procesos fisiológicos del cultivo.
Estas mejoras en raíz y madera muchas veces no se traducen inmediatamente en kilos, pero preparan el árbol para un rendimiento más estable y sostenible en el tiempo.
¿Cómo ayudan los microorganismos en la protección de la madera en estos frutales?
F.V: Frutales como el avellano, el nogal y el almendro pueden presentar desafíos relacionados al decaimiento de madera, especialmente tras podas o en temporadas frías. En ese contexto, la aplicación de productos como BIOVECA INVERNAL y BIOVECA FOLIAR —con Trichoderma atroviride— busca:
• Establecer un entorno biológicamente activo en la superficie de la madera.
• Estimular procesos fisiológicos internos relacionados a la respuesta estructural del tejido.
• Promover condiciones que favorezcan la regeneración vegetal en zonas leñosas.
• Estimular la producción de compuestos de defensa de la planta (como fitoalexinas).
Este enfoque se alinea con un manejo preventivo y bioestimulante, que apoya a la planta en mantener su integridad estructural, especialmente frente a factores ambientales y físicos que afectan su longevidad.
¿Qué estrategias recomiendan para integrar el uso de microorganismos en un programa de manejo fitosanitario sostenible?
F.V: Aplicar microorganismos de manera anticipada, no reactiva. Lo ideal es iniciar en primavera y otoño.
Coordinar las aplicaciones con momentos de menor intervención química agresiva, para facilitar el establecimiento microbiano.
Complementar con bioestimulantes como extractos de algas (ALGAP30) o aminoácidos (VECAMIN SUGAR), que favorecen la colonización y actividad metabólica de estos organismos.
¿Qué diferencias han notado en la respuesta de nogales, avellanos y almendros al uso de microorganismos? ¿Algunos cultivos responden mejor que otros?
F.V: • Nogal: respuesta positiva en raíces, aunque requiere aplicaciones constantes para sostener el efecto a lo largo del ciclo.
• Avellano: altamente sensible a problemas de madera, muestra buena reacción a estrategias de bioestimulación leñosa en otoño e invierno.
• Almendro: presenta una respuesta rápida, especialmente a la estimulación radicular en primavera. También se observan mejoras en brotación y elongación de brotes.
Cada especie tiene un comportamiento distinto, pero todas se benefician cuando se incorpora un enfoque biológico y preventivo.
¿Qué desafíos existen actualmente para masificar el uso de microorganismos en la fruticultura de cáscara y cómo se podrían superar?
F.V: Principales desafíos:
• Expectativas de efecto inmediato, similares a los fitosanitarios.
• Poco conocimiento sobre el modo de acción biológico.
• Manejos agronómicos que reducen la vida útil microbiana (pH extremos, químicos incompatibles, falta de materia orgánica).
¿Cómo abordarlos?
• Capacitando sobre la función fisiológica y ecológica de los microorganismos.
• Mostrando resultados progresivos en raíces, madera y vigor general del huerto.
• Promoviendo un enfoque integrado, donde el microorganismo es parte de una estrategia más amplia que considera nutrición, suelo y manejo físico del cultivo.
Para solicitar mayor información escribir a francisco@agroveca.cl.